el cual se realizó entre el 13 y el 15 de septiembre de 2013 en la ciudad de Toluca. ¡Qué buena oportunidad! para profundizar en este tema, a partir de la solicitud que le hacen los discípulos a Jesús: "Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos." (Lucas 1, 1) 
 
¿Cuántas veces verían los discípulos a Jesús apartarse para orar?  
 
Cómo sería esa sensación tan hermosa de estar al lado del Maestro y verlo experimentar esa cercanía con el Padre. En momentos cruciales como el de la oración en el huerto, es evidente que Jesús solo quería hacer la voluntad del Padre y para hacerlo mantuvo una fe firme que se traduce en obediencia. Es claro que uno de los frutos de la oración es robustecer la fe y por ende se deduce que cuando se baja el nivel de oración, también la fe flaquea. De esta forma se explican los tiempos de desierto en los procesos personales, familiares y comunitarios, cuando se cae en desánimo, rebeldía, intolerancia y hasta se sucumbe a la tentación.
 
Les invito a continuar sin desfallecer luchando para mantenerse en gracia, frecuentando los sacramentos y orando en la Palabra de Dios con intensidad. Recuerden que Jesús finaliza la enseñanza sobre la oración diciendo. “Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!
 
Sigamos orando y disfrutando de lo que nuestro Padre nos da, una unción fresca que llegue a nuestras familias y nos de la fuerza para anunciar la Buena Nueva hasta los confines de la tierra.