Entrando por la puerta estrecha

Mt 7,13-14

Muchos creyentes anhelan alcanzar el Reino de Dios, pero no se deciden a recorrer el camino que el mismo Jesús nos mostró, de tal manera que terminan por crearse un evangelio hecho a su acomodo cuyo fin es el fracaso y la muerte.

Es muy fácil creer que estamos siguiendo al Señor y su Palabra, pero seguimos conviviendo con nuestros vicios, (alcohol, cigarrillo, etc) o con la mentira, el adulterio, la infidelidad y todo lo que nos ofrece el príncipe de este mundo, Satanás. Este es sin más el camino ancho por el que tantos quieren seguir transitando, aunque, sin perder el Reino de los cielos. Pero ese es un completo engaño, ese no es el camino señalado por el Señor, ese no es su Evangelio.

Veamos el texto: Mt 7, 13-14

Entrad por la entrada estrecha; porque ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son  muchos los que entran por ella; mas ¡qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la Vida!; y pocos son los que lo encuentran.”

Estos dos versículos nos están describiendo claramente dos destinos finales: el fracaso ó el éxito, esto, claro, hablando en términos espirituales. Es decir, la frustración y destrucción total y eterna o la plenitud eterna prometida por Jesús en la Casa del Padre. En este texto Jesús nos da un mandato: “Entrad”, nos dice háganlo, no se queden fuera del Reino.

En Lucas es todavía más fuerte, dice: “Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán”. Es decir, esfuércense por entrar al Reino. Nos está pidiendo que pongamos todo de nosotros para alcanzar lo que Él nos está ofreciendo con su salvación.

La segunda parte nos habla de que este camino necesita un entrenamiento, pues muchos buscarán entrar y no tendrán la disposición correcta. En términos de Jesús hablaríamos de “aquel que no lleva el traje adecuado para entrar a la boda”. (Mt 22, 11-14).

La palabra estrecha significa desacomodo, perseverancia, obediencia, entrega y servicio, entre otros, cosas que no resultan tan sencillas ya que van en contra de lo que el mundo nos exige y en contra de nuestra propia concupiscencia. La humanidad entera quisiera alcanzar la Gloria eterna, pero sólo unos pocos estamos dispuestos a pagar el precio. Recordemos que Jesús nos lo dijo claramente:

"Entonces dijo Jesús a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.” (Mt 16,24).

Esto no es posible con el simple esfuerzo humano. Sería como pretender edificar una torre para llegar al cielo. Esto sólo es posible con el poder del Espíritu Santo.
Cuando Jesús dijo: Tomad sobre vosotros mi yugo, porque mi yugo es suave y mi carga ligera. (Mt 11, 28-30), estaba anunciándonos la ayuda de la poderosa presencia del Espíritu Santo.

El Espíritu nos conduce a una nueva Vida. (Rom. 8 11-17)

“Y si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, Aquel que resucitó a Cristo de entre los muertos dará también la vida a vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que habita en vosotros.” 

Los cristianos tenemos una obligación y no es precisamente la de vivir conforme a los deseos de la carne, porque dice la Palabra: “pues, si vivís según la carne, moriréis. Pero si con el Espíritu hacéis morir las obras del cuerpo, viviréis.” Con la ayuda del Santo Espíritu de Dios, comenzará en nosotros a surgir un poder extraordinario para someter los impulsos de la carne que batallan contra los del Espíritu de Dios. Esta lucha tendrá su fin el último día de vida mortal. Si andamos en el Espíritu no daremos satisfacción a los deseos e impulsos de las pasiones humanas.

Cuando dejamos que la acción del Espíritu Santo se manifieste en nuestra vida, el Señor nos exigirá 5 características que produce  la unidad con ese mismo Espíritu:

  • Humildad: No jactarnos.
  • Mansedumbre: docilidad, obediencia.
  • Paciencia: tendremos la capacidad de no adelantarnos al tiempo de Dios.
  • Tolerancia: sobre todo con las personas que nos son antipáticas.
  • Espíritu de oración: El arma más contundente del cristiano y el secreto para perseverar y mantener la fuerza de Dios dentro de nosotros.

Mi paz os dejo mi paz os doy.

Si la paz no hubiera sido tan importante, Jesús no la hubiera anunciado con tanta esperanza. La paz de Cristo si la aceptas, envolverá tu vida y la de tu familia.
La paz que Jesús nos anunció, no es como la del mundo; es una paz que sobrepasa todo entendimiento. No hallamos la paz de forma independiente. Quien halla a Cristo y lo sigue, lo ha hallado todo: la fe, el consuelo, el perdón, su paz, la esperanza, el gozo, pues todo esto quiere decir El Rey y El Reino de los cielos.

Conclusión

Entrar por la puerta estrecha no es difícil si siguiendo a Jesús, me hago uno(a) con su Espíritu Santo santificador.

Para reflexionar

Todos queremos alcanzar la gloria eterna, pero ¿estás dispuesto a pagar el precio?
La entrada por la puerta estrecha requiere unidad con el Espíritu de Dios, ¿Cómo está tu relación íntima con Él,  y tu oración personal?