Comunidad Hombres y Mujeres de Futuro
Guía de predicación

Enero 25/ 2017

Acoger las pruebas con alegría

Carta de Santiago 1,12-27.

Objetivo

Crecer en nuestra madurez espiritual; no quedarnos toda la vida con lo que hemos aprendido en la catequesis primera y con las meras prácticas de devociones que, si bien son buenas, no son suficientes. Debemos aprender a aceptar el sufrimiento con la esperanza del que se sabe hijo de Dios.

Introducción

"Hermanos míos: considerad una gran alegría el estar cercados por toda clase de pruebas, sabiendo que vuestra fe probada produce la paciencia. Pero la paciencia tiene que ejercitarse hasta el final, para que seáis perfectos e íntegros, sin defecto alguno" St 1, 2-4.

Las pruebas

Todos conocemos situaciones que nos ponen en Crisis, que nos llevan a dudar de la fe, o a entrar en relaciones malas con otros, o a sufrir de forma prolongada una pena o un dolor. La palabra "Considerar" es asumir otro punto de vista sobre lo que está sucediendo; esto no se hace con frecuencia, sino que nos encerramos y aferramos a un solo punto de vista. Y de esta forma damos poder destructor a las crisis o situaciones que nos desestabilizan y nos hacen sufrir. No tenemos la capacidad de tomar distancia para ver desde otro ángulo.

"Considerar" es permitirse otra mirada: expresar exteriormente lo que se vive interiormente. Esto es importante para orar y pedir sabiduría. Si no hay trabajo interior con lo que se vive, no hay una vida interior. Santiago 1, 12 dice: "Feliz el hombre que soporta la prueba". No se trata solo de perseverar sino también de atravesar por dentro el temporal y salir fortalecidos al otro lado, La Bienaventuranza no es que sea feliz porque llora, sino porque en el llorar se hace camino hacia la consolación. "Considerad plena alegría cuando sufrís todo tipo de prueba" y cuando "consideramos" estamos en camino de conversión. Cambiar la mentalidad, el punto de vista y comprensión sobre las situaciones es lo que pide el evangelio en las Bienaventuranzas, como lo hizo Jesús. Cuando atravieso la contradicción con alegría, entonces tengo mucho que ver con Él, con la fe.

De la fe se sale probado con la experiencia que permite estar más enraizados en el Evangelio con madurez humana y espiritual, para ofrecer estabilidad a otros, comprender sus tentaciones y ayudarlos.

Madurez en la fe

La palabra paciencia o perseverancia describe la firmeza frente a la adversidad, pues muchas veces decimos: "no más, me voy". No es solo perseverar sino saber soportar el sufrimiento con amor, con capacidad de aguante que es vital en una persona adulta que debe ser consciente de cómo vive el sufrimiento. El salmo 62, 1 dice: "Dios es mi esperanza"; puedo soportar si tengo una esperanza, puedo salir de las dificultades confiando en el final del camino. La fe también se puede perder con el pasar de los años; nuestra manera de aproximarnos a Dios puede que no ayude a cambiarnos y abandonamos la oración. Cuando no veo frutos sobre todo en mi transformación personal abandono la fe, y fe y oración están totalmente unidas.

Mira cómo oras y si tu oración no te está transformando, cuestiona tu oración.

Los v v. 13-15 nos hablan de la relación del hombre con Dios: "Dios no tienta, no es Dios quien induce al mal". Hay personas que creen que las pruebas vienen de Dios porque Él creó el bien y el mal. La verdad es que Dios no es uno que empuja al mal. (Confrontar con Sirácida 15, 11-20). "Es asunto de ustedes, conózcanse a sí mismos; la tentación nace de sus pasiones, cada uno es tentado por su propia concupiscencia que le atrae y le seduce". La idea de Santiago es que la tentación es claramente antropológica (del ser humano).

"Después, la concupiscencia, cuando ha concebido da a luz el pecado, y éste una vez consumado engendra la muerte". He aquí que la pasión es la que tienta al creyente: primero hay una sugestión interna (ver alguna cosa), un estímulo interior, si con esta imagen comienzo a dialogar, entro en confianza y la hago entrar en mí, llega el acto del consentimiento hasta que se convierte en pasión. Aquí se da la lucha espiritual, la lucha contra los pensamientos que dominan a la persona y la hacen esclava de sus propios pensamientos e imaginaciones.

"Que cada uno sea diligente para escuchar, lento para hablar y lento para la ira". Santiago quiere cultivar en la comunidad estas actitudes de la prontitud para escuchar y lentitud para hablar, es la coherencia y la responsabilidad en el cumplimiento de los compromisos cristianos; se conecta el tema con la justicia de Dios y el crecimiento discipular hasta la plenitud para la que hemos sido llamados en el camino de construcción guiados por Dios.

"Porque la ira del hombre no realiza la justicia de Dios, por eso desechad toda inmundicia y abundancia del mal y recibid con docilidad la Palabra sembrada en vosotros que es capaz de salvar vuestras vidas”. VV. 20-21

Conclusión:

Cuando vamos caminando en el Señor, vamos tomando herramientas para nuestra vida cristiana. Jesús nos lleva de la mano en todas las circunstancias de la vida. Santiago nos abre los ojos acerca de cómo vivir los momentos de prueba, los avatares de la vida. “Hemos de vivir la prueba con alegría”. ¿Cómo puede ser esto? Depositando la circunstancia en las benditas manos del Padre, llenos de confianza y fe en Él.

Hemos de saber también, de dónde nos llega la prueba y que en infinidad de veces somos nosotros mismos los causantes de la crisis o del dolor por el que estamos pasando.

Finalmente, fe y oración van totalmente unidas; cuidemos nuestra forma de orar porque es ella la que nos llenará del Espíritu Santo quien es el protagonista de nuestra fortaleza, nuestra templanza y de nuestra transformación. “Sin mí, nada podéis hacer” Jn 15,5

Bibliografía: Enseñanza del Padre Fidel Oñoro Consuegra octubre de 2016