COMUNIDAD HOMBRES Y MUJERES DE FUTURO
Guía de predicación
- FAMILIAS

Agosto 25 - 2021

Protegiendo nuestro ser íntimo: EL PUDOR

Objetivo

Profundizar sobre este importante valor, cada vez más decadente en el mundo y en nuestra sociedad.

Introducción

No deja de ser un tanto arriesgado hablar del pudor y no parecer ridículo, en un mundo donde esta palabra y este valor, aparentemente está pasado de moda. Nuestro objetivo hoy también es rescatar su significado y el gran valor que tiene para todo ser humano esta maravillosa virtud.

Definición

Según un diccionario corriente, el pudor es: recato, honestidad, castidad.           

Pero una definición un poco más profunda nos dice que: el pudor es el hábito y la tendencia a mantener la posesión de la propia intimidad. Es decir que el pudor es un valor que nos inclina a mantenernos en posesión de la propia intimidad para protegerla de extraños. Es por otra parte el modo como una persona se posee a sí misma en lo más íntimo de su ser.

El pudor, que se asimila también a la vergüenza, es algo natural en el hombre. Es una reserva espontánea frente a posibles intromisiones en la esfera de la intimidad, de lo personal.

Dada estas definiciones anotaremos que el se humano protege su intimidad en función del techo (vivienda), el vestido, y el lenguaje.

En función del Techo: Una de las primeras preocupaciones del ser humano es un techo, una vivienda en donde pueda refugiarse de la intemperie, en donde pueda “estar”, donde pueda descansar, en donde se sienta protegido.

El techo (la vivienda), nos sirve para proteger la intimidad de las personas que lo habitan. La casa es el lugar de intimidad de la familia y cuando invitamos a alguien a nuestra casa estamos compartiendo nuestra intimidad, la intimidad de nuestro hogar.

De tal manera que, al hábito de la limpieza, del orden y de cuidar el ambiente acogedor de nuestra casa, también se le llama pudor.

Aplicado al vestido, el pudor en cubrir el propio cuerpo significa que somos poseedores de nuestro propio cuerpo, que no está a disposición de nadie más que de un mismo.

Aplicado al lenguaje: La intimidad se vive también en las emociones y en nuestros estados de ánimo y en todo lo que constituye nuestra vida afectiva.

El pudor referido al lenguaje es la tendencia a manejar el hecho de compartir o no con otras personas mis propias emociones. Puede tratarse también de asuntos reservados como un secreto que alguien nos haya confiado.

Pero también se refiere al cuidado que debemos tener en nuestra comunicación, en términos de que sea limpia de vulgaridades y términos soeces.

El pudor también alcanza a otras facetas de la vida, como son los sentimientos, los recuerdos, los pensamientos personales, etc. Por tanto, éste ha de proteger -creando una "reserva"- también los valores espirituales que comparten los cónyuges.

¿Por qué cuidar celosamente nuestro pudor?

El pudor nos ayuda a cuidar nuestra pureza…

– mediante la pureza de intención, que consiste en buscar el fin verdadero del hombre: con una mirada limpia el bautizado se afana por encontrar y realizar en todo, la voluntad de Dios (cf Rm 12, 2; Col 1, 10);

– mediante la pureza de la mirada exterior e interior; mediante la disciplina de los sentidos y la imaginación; mediante el rechazo de toda complacencia en los pensamientos impuros que inclinan a apartarse del camino de los mandamientos divinos: ‘la vista despierta la pasión de los insensatos’ (Sb 15, 5);

El catecismo de nuestra madre iglesia nos habla sobre el pudor:

2521 La pureza exige el pudor. Este es parte integrante de la templanza. El pudor preserva la intimidad de la persona. Designa el rechazo a mostrar lo que debe permanecer velado. Está ordenado a la castidad, cuya delicadeza proclama. Ordena las miradas y los gestos en conformidad con la dignidad de las personas y con la relación que existe entre ellas.

2523 Existe un pudor de los sentimientos como también un pudor del cuerpo. Este pudor rechaza, por ejemplo, los exhibicionismos del cuerpo humano propios de cierta publicidad o las incitaciones de algunos medios de comunicación a hacer pública toda confidencia íntima. El pudor inspira una manera de vivir que permite resistir a las solicitaciones de la moda y a la presión de las ideologías dominantes.

2524 Las formas que reviste el pudor varían de una cultura a otra. Sin embargo, en todas partes constituye la intuición de una dignidad espiritual propia al hombre. Nace con el despertar de la conciencia personal. Educar en el pudor a niños y adolescentes es despertar en ellos el respeto de la persona humana.

2525 La pureza cristiana exige una purificación del clima social. Obliga a los medios de comunicación social a una información cuidadosa del respeto y de la discreción. La pureza de corazón libera del erotismo difuso y aparta de los espectáculos que favorecen el exhibicionismo y los sueños indecorosos.

2526 Lo que se llama permisividad de las costumbres se basa en una concepción errónea de la libertad humana; para llegar a su madurez, ésta necesita dejarse educar previamente por la ley moral. Conviene pedir a los responsables de la educación que impartan a la juventud una enseñanza respetuosa de la verdad, de las cualidades del corazón y de la dignidad moral y espiritual del hombre.

Conclusión

Cuidemos celosamente el pudor, mantengamos resguardada la posesión de nuestra intimidad y la de nuestra familia porque la pureza cristiana así lo exige. Enseñemos el pudor a nuestros hijos para que sean personas rectas, íntegras en todos los aspectos de su vida.

Bibliografía