Nuestro regalo de Navidad: a la paz y la reconciliación por la fe

El apóstol San Pablo en sus epístolas nos habla de la construcción del cuerpo de Cristo (Cfr. Rm.12, 4-5). Tú eres la columna que sostiene y aquel la ventana que deja entrar la luz. Este otro el techo que protege y el de más allá el piso que le da fundamento. Similarmente, todos tenemos una parte importante en la construcción de esta comunidad Hombres y Mujeres de Futuro cuyo arquitecto supremo es Dios, y el Espíritu Santo el cemento que une todo y le da la consistencia para darle firmeza y solidez a toda la construcción.

Y, ¿para qué toda esta increíble construcción?

Es para ir a hacer discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que Él nos ha mandado (Cfr. Mt. 28, 19). No es para que nos quedemos admirando la construcción, haciéndole retoques y dándonos palmaditas de felicitación y de orgullo.

Es para salir con más decisión y fuerza a compartir el Evangelio para que los demás hermanos se provoquen, se sientan atraídos y tengan un encuentro personal con Jesucristo y se conviertan en sus discípulos. No en nuestros seguidores, en Sus discípulos. Este es el verdadero objetivo de todo nuestro accionar, con un énfasis especial en la familia.

Estamos construyendo una magnífica comunidad; ya casi llegamos a los 21 años, que hace algún tiempo representaba llegar a la mayoría de edad. Ciertamente necesita mejoras y retoques porque es una comunidad viva, dinámica, en pleno crecimiento. Pero debemos darle un nuevo vigor, un nuevo sentido a nuestra acción misionera. Y es por eso que el Equipo Timón de la comunidad definió este sábado pasado, como ruta de trabajo para los próximos 2 ó 3 años, la reconciliación y la paz de nuestro país.

La gran mayoría de los miembros de la comunidad, y otros miles que han pasado por aquí, hemos encontrado la sanación de nuestras heridas, hemos podido reconciliarnos con nuestra pareja, con los hijos, con los padres, con Dios; hemos encontrado paz y esperanza para nuestra vida presente y la vida futura. Esto, queridos hermanos, es el regalo maravilloso que el Señor le dio a Hombres y Mujeres de Futuro a través de ese gran medio que son los Encuentros de hombres, de mujeres, de parejas, de jóvenes y de niños. Es el regalo de vida que estamos llamados a compartir con aquellos que tienen el alma destrozada por la violencia, por el rencor, por la falta de oportunidades, por el miedo. Son todos ellos las víctimas del conflicto armado en Colombia, pero también lo son aquellos que alguna vez creyeron que a través de las formas violentas podrían solucionar los problemas de desigualdad, abandono y pobreza. Y también lo son ahora las comunidades donde se están reincorporado a la vida civil los otrora combatientes armados: es la suspicacia, la desconfianza, el temor con aquellos que creemos que sólo saben disparar un arma y se nos dificulta aceptarlos como hermanos, como nuevos compañeros de camino.

Si el mensaje de las bienaventuranzas con su taller Sanando Heridas logró restablecer en nosotros ese equilibrio emocional y espiritual, y darnos una nueva vida, una nueva esperanza, es el momento histórico de compartirlo con todos aquellos hermanos afectados por el conflicto en nuestro querido país.

Como les decía en un mensaje el pasado 12 de abril de 2.017 y del cual repito algunos apartes:

¡El futuro de nuestra patria está en tus manos, en mis manos, en nuestras manos!

¡Ese momento histórico es ahora! No podemos dejar que nuestra egoísta comodidad nos impida compartir con otros el invaluable regalo que cambió nuestras vidas para siempre. Tenemos el regalo, tenemos la herramienta y tenemos a Dios con nosotros. ¡He ahí el por qué el futuro de Colombia está en nuestras manos!

No podemos ser inferiores a este nuevo llamado que nos hace el Señor para servir a nuestra patria en nuestros hermanos. No basta con un imprescindible ejemplo de vida; es necesario responder vigorosamente al mandato misionero, levantarnos y ponernos en marcha. Miles y miles de personas que necesitan sanar su corazón de tantas heridas, recibidas y causadas de generación en generación, nos están esperando. Es tú obligación; es mi obligación; es nuestra obligación.

Y tenemos en nuestras manos la herramienta idónea: el Encuentro, con su manual del Plan Sembradores ó Estilo de Vida Ideal, para poder realizar esta réplica del encuentro en reuniones en nuestras casas, en nuestra koinonía, en la parroquia, en el grupo de oración, en la empresa, con un grupo de amigos, con la familia, con grupos de víctimas, de reinsertados, en el pueblo, por internet, en la vereda, en el barrio, etc. A ellos mismos tienes la oportunidad de proponerles la realización de un Encuentro especial de 2 días, seguido por la serie de reuniones del Plan. ¿Cuántos planes y encuentros crees que vas a realizar o a propiciar el próximo año? Piensa por un momento a quiénes vas a invitar; luego te pones en contacto con nosotros, y ¡manos a la obra!

Qué las personas que atraigamos a los pies de Jesucristo sean el regalo que pongamos este año en el pesebre, para alabanza y gloria de Su nombre.

Supliquémosle fervorosamente al Espíritu Santo para que nos llene de fortaleza, valor, sabiduría y discernimiento para responder animosamente a este llamado y nos muestre el camino a recorrer. Así, tu luz brillará en la oscuridad y todos juntos en comunidad atraeremos a cientos de miles a los pies de Jesucristo, y nuestra patria se reconciliará desde lo profundo y se convertirá en la nueva Jerusalén.

Sé que por el ambiente festivo de la navidad en los próximos días habrá mucha dispersión y un merecido descanso; pero guarda en el corazón y programa para el 2018, las acciones que vas a llevar a cabo para obedecer y cumplir con lo que el Señor nos ha mandado. Es tú obligación; es mi obligación; es nuestra obligación.

Que la llenura del Espíritu Santo, la paz de nuestro Señor Jesucristo y el amor del Padre nos acompañen.

¡Feliz Navidad!

Germán Salgar

Bogotá, diciembre 13 de 2.017