Celebrar Halloween ¿Sí o no?

Se acerca el 31 de octubre, una fecha en la que se celebra el mal llamado “día de los niños”, popularmente conocido como “Halloween” y que en algunos países, especialmente de Latinoamérica, se conoce como el Festival de los Muertos; y es muy probable que se celebre así, por el desconocimiento de los orígenes de esta fiesta y el significado que tiene.

El desconocimiento de lo que representa verdaderamente esta celebración, hace que se convierta, no solo en una gran estrategia de comercialización de disfraces, máscaras e indumentarias lóbregas, sino también en un ataque frontal a los valores cristianos.

La celebración Católica de Todos los Santos se lleva a cabo el primero de noviembre, que inicialmente comenzaba con una vigilia a la media noche el 31 de octubre. Esta fiesta se ha celebrado desde el año 840, cuando el papa Gregorio IV ordenó que la fiesta de Todos los Santos se celebrara universalmente, y ésta nada tiene que ver con elementos paganos y ligados a los muertos ni a lo grotesco.

Por esta razón, los cristianos católicos deberíamos celebrar el día de Todos los Santos y no Halloween. Sin embargo, algunos han caído en el relativismo moral, al decir que celebrar Halloween no tiene nada de malo porque al fin de al cabo, los niños no saben exactamente qué significa esta fiesta, confundiendo a muchos con lo que hacen y lo que profesan, dejando la duda de si es correcto o incorrecto celebrarlo.

El no tener claro los elementos que componen el Halloween, su origen, su objetivo, hace más difícil comprender que en esta celebración, en aras de que nuestros niños tengan un día especial, se falta a los principios morales, por no decir a los espirituales, comenzando por el uso de lenguaje y atuendos relacionados con el mal, con lo oculto, con lo satánico, utilizando símbolos y figuras que nada tienen que ver con lo cristiano y con lo que profesamos según nuestra fe.

La forma en que asumimos las propuestas del mundo, como la de celebrar Halloween, refleja quiénes somos y qué tan radicales somos en nuestros valores cristianos; cómo nos mantenemos firmes y cómo contribuimos para que otros salgan del desconocimiento y no asuman esta costumbre pagana festejando con brujas y fantasmas.

Qué significa Halloween

Comencemos por recordar lo que la palabra Halloween significa. Esta es una invocación satánica para llamar a los espíritus malignos y el estribillo que cantan los niños o que se les dice que lo canten, “triqui, triqui… quiero dulces para mí”, sin saber invoca espíritus del mal sobre ellos, pues la traducción que se hace de este estribillo al español, es “Satanás, Satanás quiero dulces para mí”, muy utilizado en la cultura pagana de los celtas, que representaba el fin de la época de cosecha y el inicio del nuevo año, y la muerte y renacimiento de su dios, al igual que lo hacían los campos y la naturaleza.

Esta cultura celta creía que en esa fecha la línea que dividía “el otro mundo” se hacía más delgada, por lo que permitían el paso de los espíritus, tanto los malos como los buenos, que volvían al mundo terrenal y para “espantarlos”, necesitaban prender grandes hogueras, dejándoles comida en la entrada de su casa para que dichos espíritus no se enojaran y su vez, usaban máscaras con figuras diabólicas, supuestamente para ahuyentarlos.

El solo saber tan oscuro origen de esta celebración, nos debería poner alerta a los peligros que corren nuestros niños, si los inducimos y los alentamos a vivirla.

Por otra parte, en muchos casos, el famoso estribillo ha degenerado en otros que inducen a la violencia, “y si no me das, te corto, la nariz” o “rompo un vidrio y salgo a mil” o decir “tacaños” a quien no dan dulces o regalos, pintar las paredes con mensajes violentos, haciendo alguna maldad, etc., etc., lo cual alienta una conducta agresiva, hostil y dañina (Lc 6,31)

¿Qué moral inculcamos a nuestros niños, si les permitimos esto en aras de divertirse? ¿No estaremos festejando al mal cuando decoramos las casas, vitrinas y otros con las famosas  calabazas, brujas, fantasmas, espantos, etc.?

Con esto ¿no estaríamos en contra de nuestra fe y de los valores del Evangelio? 

Nos vendría bien retomar lo que nos dice la Palabra de Dios en Deuteronomio 18, 10-12:  "No ha de haber en ti nadie que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, que practique adivinación, astrología, hechicería o magia, ningún encantador ni consultor de espectros o adivinos, ni evocador de muertos. Porque todo el que hace estas cosas es una abominación para Yahveh tu Dios y por causa de estas abominaciones desaloja Yahveh tu Dios a esas naciones delante de ti."

¿Será que nos debatimos entre el relativismo religioso y nuestra fe católica y todos los preceptos bíblicos que decimos cumplir, cuando aceptamos celebraciones como esta, pensando que con ello divertimos a los niños y a nosotros los adultos? Porque ahora también es cosa de adultos.

¿Qué hacer entonces cuando esta fiesta pagana se ha infiltrado tan fuertemente en nuestra cultura e incluso en nuestra fe?

Algunos han propuesto una “evangelización creativa para Halloween”, tomando como ejemplo el de muchos misioneros que en diversas épocas han tenido que “inculturar la fe”, utilizando las costumbres de los sitios a donde llegaban.

Juan Pablo II decía “La tarea de la inculturación constituye el centro de la nueva evangelización”.

Siendo así, el mensaje de Salvación se debe insertar de una manera particular en la celebración de Halloween, sembrando la semilla de la Palabra con nuevos métodos, para que eche buenas raíces y produzca fruto abundante, con formas originales de pensamiento, de acción y de celebración.

Esta fecha también debe ser vista como una buena oportunidad de llevar a cabo el mandato misionero: “Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado" (Mt 28, 19-20). Si lo tenemos claro, la convicción de enseñar a guardar lo que Él nos mandado, nos ayudará a evangelizar esta fiesta pagana.

Posiblemente el cambio se dé gradualmente, a medida que el misterio de salvación vaya llegando a los corazones de quienes todavía no lo asumen, y tomen o retomen su identidad cristiana dejando de lado celebraciones como ésta, que nada tienen que ver con la fe y se dejen impregnar de la gracia por medio del Espíritu Santo, quien se encarga de custodiar en cada uno de nosotros esa fe.

No tengamos miedo de evangelizar, de enseñar  y de denunciar  lo que realmente es esta fiesta. No es fácil, lo sabemos, pero para ser valientes, contamos con el apoyo y el ánimo que recibimos del Espíritu Santo. Para esta misión tan importante, es bueno dejar que resuenen en nuestros oídos las palabras de Jesús diciendo: “Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28, 20).

Hoy día en muchos han adoptado esta celebración pero de otra forma, con el fin de no dar pie al día del Halloween, ni al consumismo, y nos dan algunos tips o sugerencias que nos pueden ayudar:

  • Organizar catequesis o charlas con los niños y sus padres en días anteriores al Halloween.
  • Enfatizar que los católicos celebramos la fiesta de Todos los Santos y los fieles difuntos, haciendo comprender la importancia de celebrar nuestros Santos, como modelos de la fe y verdaderos discípulos de Jesús.
  • En las catequesis y actividades previas a estas fechas, invitar a amigos de los niños, para que se aminore el impacto de rechazo social y comprendan, tanto ellos como los amigos, por qué no participan de la misma forma que todos los demás.
  • Explicar de manera sencilla y clara, pero firme, lo negativo que hay en el Halloween y la manera en que se festeja.
  • Explicarles que Dios quiere que seamos buenos y que no nos identifiquemos ni con las brujas ni con los monstruos, pues nosotros somos hijos de Dios.
  • Los niños pueden disfrazarse de ángeles y preparar pequeñas bolsas con dulces, regalos o tarjetas con mensajes bonitos, que edifiquen a quienes los reciban.
  • Pasar de casa en casa, y en vez de pedir dulces cantando el conocido estribillo, regalar los paqueticos de dulces o las tarjetas que expliquen que entregan dulces porque la Iglesia Católica tendrá muy pronto una fiesta muy importante en la que se celebra a todos aquellos que fueron como nosotros deberíamos ser: los Santos.
  • Los disfraces de los niños pueden ser de un santo, dejando de lado las caracterizaciones grotescas, y aprenderse su vida y sus virtudes con el fin de asumirlas.
  • Los mayores pueden leer acerca de los santos, tener una fiesta en honor a un santo favorito de la comunidad o de la familia.

Como Iglesia, grupos de oración o comunidades, debemos tener presente estas recomendaciones y contribuir de esta manera a la evangelización, siendo inspirados por la propuesta valiente de Jesús en el Evangelio y con la sabiduría y valentía que da su Espíritu Santo.

Y los padres deben saber que no es prudente que los niños estén por la calle y mucho menos solos, pues corren muchos riesgos, incluso para los adolescentes que a veces entran en excesos.

Tenemos que ser testimonio para las actuales y venideras generaciones y ser profetas, apostando por una lucha por la verdad y la santidad, desenmascarando lo oculto, lo que daña gravemente la dignidad del ser humano creado por Dios.

El Evangelio nos demanda la santificación, pero no solo la nuestra, sino la de todos, como iglesia en misión.

El cambio no será sencillo para los niños, pero es bueno comenzar y enseñarlos a vivir coherentemente con nuestro sentido cristiano, enseñándoles a dar a estas fechas el significado que tiene en el marco de nuestra fe.

Bendiciones,

FUNDACIÓN HOMBRES Y MUJERES DE FUTURO

Cibergrafía

http://www.catolicosfirmesensufe.org/halloween

https://www.aciprensa.com/recursos/los-catolicos-y-halloween-1702

http://es.catholic.net/op/articulos/12378/halloween-cristianismo-o-paganismo.html

http://www.buzoncatolico.es/formacion/catolicismoyreligion/halloweenyloscatolicos.html