Objetivo |
Descubrir nuestra verdadera identidad, no la que habla de lo que hacemos, sino aquella identidad que habla de lo que somos: hijos de Dios.
"Pero a todos los que la recibieron (La Palabra)
les dio poder de hacerse hijos de Dios"
Introducción:
En su encíclica Fratelli Tutti, No. 56 (ver Nota Importante más abajo) el santo padre nos lleva a reflexionar en los personajes de la parábola "Del buen samaritano" y nos confronta con cada uno. Pero lo verdaderamente importante es que no importa quiénes son los personajes, no importa si era el sacerdote, el levita, el samaritano, etc, aquí lo verdaderamente importante es quién actuó como hijo de Dios.
Dice el Papa al respecto en su documento Fratelli Tutti, No. 70: “Simplemente hay dos tipos de personas, Las que se hacen cargo del dolor del hermano y las que pasan de largo”
La identidad que nos da nuestra profesión u oficio es una identidad social que habla de lo que hacemos, mas no es tu verdadera identidad, lo que hacemos es accidental, lo que somos es lo verdaderamente importante y en este caso simplemente, somos hijos de Dios o no lo somos. ¿Vivimos como a Dios le agrada? Porque sigue diciendo el papa Francisco “El hecho de creer en Dios, alabarlo y adorarlo, no garantiza que vivamos como a él le agrada” (Fratelli Tutti, No. 73).
Conclusión
¿Eres un verdadero hijo de Dios? ¿Te inclinarías para echarte al hombro a tu hermano?
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Textos de apoyo |
La Palabra es una semilla divina, 1Jn. 3:9; Luc. 8:11, que, cuando la recibimos, nos hace hijos de Dios, 1Jn. 3:1; 1Pe. 1:23; Stg. 1:18. Según Jn. 3:5-6, nuestro nuevo nacimiento es el fruto del Espíritu, ver Rom. 8:14. Encíclica Fratelli Tutti. |