FUNDACIÓN HOMBRES Y MUJERES DE FUTURO
Guía de predicación del 30 de sep. al 5 de octubre – 2024
LA FUERZA DE LA COMPRENSIÓN PARA NO JUZGAR
6° obra de misericordia
Sufrir con paciencia los defectos del prójimo
Objetivo
Ejercitarnos para formar un corazón compasivo y misericordioso, consciente de que nadie es perfecto
Introducción
Conforme vamos creciendo en la vida uno se va conociendo mejor a sí mismo y viéndose con más realismo. Nos damos cuenta de nuestros propios defectos, notando que somos impacientes, celosos, envidiosos, hacemos juzgamientos, somos desordenados… En algunos momentos parecería que hemos superado estos vicios, pero la realidad es que siempre vuelven, convirtiéndose en una lucha casi permanente. Una lucha, porque nos damos cuenta de que hacen sufrir no sólo a los demás, sino también a nosotros mismos.
Soportar con paciencia los defectos del prójimo es una de las obras de misericordia espirituales que nos propone la iglesia y quien vive esto en grado máximo es Dios Padre que soporta con infinita paciencia nuestras fallas porque sabe de qué barro estamos hechos.
Debemos pensar también en la cantidad personas que a lo largo de nuestra vida nos han soportado: padres, hermanos, hijos, maestros, jefes, subalternos… Sería interminable la lista de personas que, soportando nuestros defectos. Cuando experimentamos la paciencia de los demás con nosotros, soportando nuestros defectos o manías o caprichos, caemos en cuenta de nuestro deber moral de hacerlo con los demás.
¿Cómo soportar con paciencia a los demás?
- Se trata de formar un corazón compasivo y misericordioso, que sabe no sólo soportar, sino hacerlo con verdadera paciencia. Un corazón que no se indigna ante los defectos de los demás, sino que sabe soportar desde dentro y aguantar, porque es consciente de que todos somos débiles y de que nadie es perfecto. Un corazón así hace vida lo que San Pablo escribía en el himno a la caridad: «El amor es paciente, es bondadoso» (cf. 1 Co 13, 4).
- Aceptando que los demás tienen sus propias luchas
- Enfocándonos en nuestras propias debilidades y orando para que nos dejemos transformar.
- Orando por sabiduría y fortaleza para tolerar con paciencia al hermano.
Podemos relacionar muy bien esta obra de misericordia con la segunda bienaventuranza: Bienaventurados los mansos pues ellos heredarán la tierra.
La mansedumbre es el ejercicio de la paciencia con el otro; así los que se dejan trabajar la mansedumbre por el Señor, serán los beneficiarios de la tierra nueva prometida por Dios.
Conclusión
Sufrir con paciencia los defectos ajenos es un ejercicio que requiere amor, práctica y esfuerzo.
La paciencia nos permite crecer en empatía, comprensión y tolerancia para soportar al otro sin juzgarlo, reflejando el amor de Dios en nuestras vidas.
Textos de apoyo
(Col 3,12-14) (Ef 4,2) (Ef 4,32) (Sal 103) (Rom 5,3-4)