Algo que enriquece la mente humana es una buena y agradable lectura. Cicerón, reconocido como uno de los más importantes autores de la historia romana, decía: "a hablar no se aprende hablando, sino leyendo".
Qué afirmación tan cierta. Las personas que leen permanentemente, adquieren más habilidades comunicativas. También se le atribuye a la lectura un impacto significativo en el éxito profesional de muchos.
Actualmente tenemos maravillosos recursos tecnológicos a nuestro alcance que hacen que leer hoy en día, sea más rápido y fácil que nunca.
Sin embargo, se considera que aún no es suficiente la lectura y sobre todo no siempre se hace lectura de buenos libros. Tenemos las redes sociales que nos ofrecen un sinnúmero de lecturas, pero no siempre de buena calidad.
Por tanto, un buen predicador siempre le dedicará tiempo a la lectura y estará atento a adquirir recursos y materiales sobre la predicación, discernirá qué lecturas hace, de dónde se va nutrir y… aunque no está prohibido leer toda clase de libros, su buen criterio y el Espíritu le indicarán al predicador católico cuáles leer y cuáles serán sus recursos para crecer en su ministerio.
Vemos que últimamente nos ofrecen innumerables libros, pero el predicador debe estar atento a que tenga el acostumbrado imprimátur (imprímase) proveniente de alguna autoridad eclesial y que garantice que está dentro de la doctrina de la Iglesia Católica.
Si quieres ser un buen predicador, además de la Palabra de Dios, debes leer para crecer en tu ministerio. Recuerda que las personas que leen son más cultas e inteligentes y eso es algo muy valorado por todos.