COMUNIDAD HOMBRES Y MUJERES DE FUTURO

Vivir la fe en familia y crecer como discípulos misioneros

Guía de predicación - Junio 19 de 2013

 

Queridos predicadores, la Conferencia Episcopal de Colombia, en este año de LA FE, ha editado, entre otros, una cartilla llamada “LA TRANSMISIÓN DE LA FE EN LA FAMILIA”, tema que nos ha parecido de gran relevancia por lo cual hemos decidido tomar unos temas de esta cartilla para nuestras enseñanzas del mes de junio.

Seguimos orando para que el Señor nos llene con su Santo Espíritu, para que Él crezca y nosotros nos abajemos transparentándolo y dejándolo ser Pan de Vida para todos los que nos escuchen.

Saludo cordial.                       

Ministerio de Maestros.

 

Vivir la experiencia de la fe en el interior de la familia. La tarea de crecer como discípulos misioneros

 

Tema y objetivo

En este año de la fe es necesario que la familia profundice sobre el valor y la importancia de este don de Dios para todos sus miembros. La fe no es un asunto meramente individual que cada quien resuelve como mejor le parezca. La fe es una experiencia personal y comunitaria, que involucra nuestra vida, la totalidad de lo que somos y hacemos, repercute en nuestras relaciones personales. Por eso el objetivo de nuestro encuentro hoy es reflexionar sobre lo que ha significa la fe en el interior de nuestra familia y comprender que estamos llamados a madurar esa fe desde el punto de vista personal y familiar.

 

Hecho de vida o testimonio

Un niño se enfermó de gravedad y comprendió que pronto iba a morir. Muchas veces su padre había discutido con la mamá insistiendo en que más allá de la muerte no hay nada. Ahora el padre y la madre estaban al lado del hijo moribundo.

De pronto el hijo se puso serio y mirando a su padre, le dijo: -Papá, dime con toda franqueza: ¿debo yo creer lo que dices tú o lo que dice mi mamá? ¿Después de la muerte hay o no hay Dios? ¿Veré a Dios o ya no veré nada? El padre, hecho un mar de lágrimas le contestó: -Hijo, ya te hablo con toda franqueza, cree solamente lo que te ha enseñado tu mamá; lo que yo decía no era cierto. (Historia tomada del libro "El evangelio de la familia. Catecismo de la Familia". Arquidiócesis de Tunja. Pag. 42).

También se pueden compartir experiencias en las que las personas manifiesten lo que ha significado la fe en sus familias.

Iluminación bíblica Le. 2,40 -52

Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres.

Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca

Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.»

Él les dijo: «Y ¿por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debía estar en la casa de mi Padre?» Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio. Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón. Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.

Desarrollo del tema

La fe hay que entenderla como una respuesta personal y comunitaria al llamado de Dios a compartir su vida divina. "La misma profesión de fe es un acto personal y al mismo tiempo comunitario. En efecto, el primer sujeto de la fe es la Iglesia. En la fe de la comunidad cristiana cada uno recibe el bautismo, signo eficaz de la entrada en el pueblo de los creyentes para alcanzar la salvación" (Carta del Papa Benedicto XVI sobre el año de la fe 10).

La familia es la primera comunidad en la que cada uno ingresa al mundo, a la sociedad, a la Iglesia misma. Una comunidad que por sus características ha recibido de Dios el don de la fe, el llamado a la vida de la gracia mediante el acto redentor de Jesucristo en la cruz. Esta donación salvífica hace de la familia la primera iglesia, iglesia doméstica. "Es una comunidad de fe, esperanza y caridad, posee en la Iglesia una importancia singular como aparece en el Nuevo Testamento (cf f/5, 21-6, 4; Col 3,18-21; 1 P 3,1-7) (Catecismo de la Iglesia Católica n. 2204).

La vida del hogar recibe el don especial de la fe que se inicia con la celebración del sacramento del matrimonio y continúa con los otros sacramentos que traen bendición, gracia y redención a las personas en concreto y a toda la familia como comunidad creyente. Esta fe marca un estilo de vida propio a la comunidad de vida y de amor. Pero cuando pensamos en estas dimensiones trascendentes de la familia, no dejamos de considerar situaciones complejas y problemáticas de la sociedad de hoy, en las que hablar de familia suscita sospechas, cuestionamientos y se termina por relativizar el auténtico sentido de la familia como tal. ¿Qué decir frente a estas situaciones? ¿Cómo plantear un escenario de fe en medio de tantas dificultades y de tantas opciones en las relaciones familiares?

La fe es un don de Dios para la persona y para la familia y tiene el poder de recomponer, de rehacer el entramado de las relaciones que tantas veces se ve destruido por la acción del pecado, del egoísmo, de la ambición, de la envidia,

de los celos, de la violencia. "Para Dios nada hay imposible". El poder del Señor hace posible la vida, la comprensión, el diálogo, la paz y la sana convivencia en el hogar. La fe es poderosa, porque poderoso es el Señor en quien creemos.

El don de la fe en la familia se recibe como regalo de parte de Dios, quien la ha enriquecido con gracias especiales. Pero estas gracias hay que recibirlas, acogerlas y cultivarlas. "La familia cristiana es una comunión de personas, reflejo e imagen de la comunión del Padre y del Hijo en el Espíritu Santo. Su actividad procreadora y educativa es reflejo de la obra creadora de Dios. Es llamada a participar en la oración y el sacrificio de Cristo. La oración cotidiana y la lectura de la Palabra de Dios fortalecen en ella la caridad. La familia cristiana es evangelizadora y misionera" (Catecismo de la Iglesia católica 2205).

El texto de san Lucas nos habla de la costumbre que la familia de Nazaret tenía cada año de ir a Jerusalén. Esto nos indica que esta familia, como todas las familias judías vivía la experiencia de la fe que se hacía pública, comunitaria en la peregrinación anual. El hijo Jesús también da razón de una fe profunda y por eso en su hogar crece integralmente ante Dios y ante los hombres. La experiencia de la fe en el hogar hace posible la madurez humana y cristiana de todos sus miembros. Facilita y propicia un crecimiento integral como seres humanos y como discípulos misioneros del Señor.

Esta fe tiene unas manifestaciones, unas expresiones externas que brotan de la vivencia interior del encuentro con el Señor y con su Palabra. Hoy se ha puesto de moda dejar de lado estas manifestaciones para convertir la experiencia de fe en un simple acto individual y privado. Pero actuando así se empobrece el verdadero sentido de la fe en Dios y también se empobrece la comunidad familiar y la comunidad eclesial.

Taller

1.    De acuerdo a la lectura bíblica y a la historia leída, ¿Cuál es el valor
fundamental para Jesús y para el padre de familia de la historia?

2.    ¿De qué manera concreta se puede promover la madurez de la fe de los
miembros de la familia?
¿Es posible hacer realidad esto hoy en nuestros
hogares? ¿Cuáles son las principales dificultades?

3.     ¿Cuáles son las expresiones más comunes que tenemos en nuestros
hogares para manifestar la fe que profesamos? ¿Participamos en familia
en la celebraci
ón de la Eucaristía dominical? ¿Cuáles son los principales
obst
áculos para esa participación y de qué manera superarlos?

4.     La fe es un don de Dios para la persona y para la familia y tiene el poder
de rehacer el entramado de las relaciones familiares. ¿De qué manera
solucionamos en nuestra familia los conflictos que tenemos ayudados por
la fe en el Señor?

Compromiso

 

El compromiso que se desprende después de esta reflexión y profundización es acoger el don de la fe y hacer que en cada una de nuestras familias se viva de acuerdo a esta fe. Es necesario impregnar todo el ambiente del hogar, todas las relaciones familiares, el trabajo, el estudio, la diversión, los triunfos, los fracasos, las alegrías y las tristezas, del suave olor de Cristo, camino verdad y vida.